domingo, 8 de enero de 2017

Las dudas del irse...

Estas a punto de hacer lo que querías desde hace más de un año. Irte. Sin embargo el miedo y la incertidumbre de no saber todo lo que puede implicar te paralizan.
Empezas a despedirte de la gente que viste todos los días en los últimos seis años de tu vida. Estas ahí, haciendo lo que querías pero sin embargo la puta tristeza no deja de aparecer.
El ultimo año tuvo incontables tras pieses:  dos amigas que se fueron, dos robos, infinitas llegadas tardes, incontables noches de ingesta de alcohol, largas horas frente a netflix, un perro que crece, un amor que me dejo y un laburo al que renuncio (algo con lo que siempre había soñado pero ahora dudo).
Fue el año que más cosas logre y que más puntos finales puse: Me gradué, viaje a montón de lugares y termine una relación laboral de años. Concluir cosas de muchos años y la duda de lo que vendrá parece que es lo que me dejó el 2016.
Es raro tener miedo a los veintiocho años por cambiar de trabajo, nunca pensé que iba a estar preocupada por esto. Pero la idea de cagarla me preocupa. Siempre creí que esos miedos laborales aparecían a los cuarenta pero hoy me doy cuenta que los miedos a la inestabilidad económica no tienen edad, en todo caso es más cuestión de condiciones sociales o de en qué parte de la pirámide te encuentres.
Hoy, después de seis primaveras me aventuro a algo nuevo.
En mi escritorio queda una botella rosa del real Madrid que compre en Barcelona con Luis y un telegrama que cristaliza mi renuncia. La oficina es musicalizada con I'm not in love... un disco que siempre escucho cuando me subo a un avión o me voy sin destino.
Mi torre preferida no se ve por las nubes, pienso que la voy a extrañar, al igual que muchos amigos que dejo acá o los jueves de pizza o los chipa del paraguayo.
Ya no estoy porque me fui... me llevo lo que me dijo la última persona que despedí: cuando se cierra una puerta se abre un portón.

Semilla GALActica



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