martes, 29 de noviembre de 2016

N&N



Smile when someone says "you can´t"  they don´t know. You if you want, down is up  

La consternación y algunos demonios volvieron, algunos dicen que es producto del estrés, por la época del año, que el bocho ya no funciona. Mi doctor, en cambio, señala que puede ser  un cuadro de ansiedad o una leve depresión, lo que no me sorprende volver a escuchar. Recomienda que vuelva al psiquiatra y receta alplax para dormir.
Hace varios días que no duermo. Cuando intento hacerlo con la medicación al otro día mi cuerpo no es mío. Sigue siendo propiedad de aquello que se me receto hasta que el miligramo mágico desaparece, pero para ese entonces ya son como las once del mediodía.
Duermo, lloro, me pongo triste y no quiero salir de aquella cueva llamado departamento que me regala seguridad. Netflix me acompaña con recomendaciones para solteras de mediana edad. Creo que llegado el momento alguien va a tener que estudiar los efectos de esta plataforma en la gente con depresión. Pero seguro no seré yo.
Supongo que sentirnos jodidos y estar triste es parte de la vida, o al menos de un momento de la vida.
Entonces vos estás ahí llorando frente a tu plato de comida, un domingo solitario cuando tus amigos te arrastran a elegir ser feliz. Ese es el momento en que los otros hacen que sus bendiciones se derramen sobre tu vida.
Estaba triste, si. Hasta que mi amiga Nati (no suelo ponerle nombre a las personas de mis relatos, pero ellos se lo merecen) me obligo a ir hasta Chascomus. La idea era irnos bien lejos armar la carpa, tomar sol, vino y comer todo lo que habíamos llevado.
Preparé mi mochila, preguntándome más de una vez si iba aguantar todo un fin de semana en carpa, pero sin embargo me preparé y salí. Nos encontramos en la puerta de retiro, cargadas como si fuéramos diez días a la montaña.
Subimos al colectivo, contentas y emocionadas por nuestra aventura, hasta que el aire se rompió y los 35 grados de calor empezó a molestar al resto de la gente. Mientras los choferes paraban a intentar arreglar lo roto, nos pusimos a comer pan con palta y a charlar de los cosas que nos habían pasados estos últimos años. Me olvido que estaba triste y me siento afortunada porque sea ella la que está al lado mío. Finalmente el aire arranca y seguimos en camino.
Al llegar, la ciudad parece linda, tranquila. Comenzamos a caminar de un lado a otro intentando buscar la laguna, el camping y, cuando la lluvia empezó, un taxi. Finalmente, salimos caminando, la idea de hacer auto-stop no tuvo resultados. Sólo Alfredo, en su fiesta bordo, que era un taxi, se detuvo. Él nos llevó hasta el camping y nos dejó su teléfono por cualquier cosa.
La lluvia era intensa, por lo que fue imposible no mojarse. Armamos la carpa y nos metimos adentro, con frió y chorreando agua. No paro hasta la tarde, cuando el agua se cambio por viento. Ante el miedo que me daba pensar que una rama podía caer y terminar con nuestras existencias, así, sin nada de glamour, me dormí. A eso de las siete me desperté y todo estuvo mejor.
Comimos cuscús que Nati preparó y prendimos fuego mientras nos tomábamos una botella de vino.
Nico llegó el domingo. Y no pude evitar sentirme explotada de felicidad por tenerlos ahí. Amo a mis amigos, a cada uno de ellos. Pero Nico es especial, es mi otra mitad. Sabe cuando estoy triste y sabe como hacer que eso cambie.
Por una prueba del destino o porque simplemente tiene que ser así, mi enemigo imbatible se despierta cuando mi cuerpo intenta descansar. Y por estar de camping no iba a ser distinto. En cuanto me dormí mi inconsciente se despertó y comencé a soñar. Siempre sueño, con todos y casi de todo. Con mi ex, con mi mamá, papá, pero nunca el sueño es conmigo misma.
De repente, en ese lugar, en donde mi cama era el suelo, y mis paredes una carpa que Nati armó para nosotros, tuve el sueño en donde la protagonista era yo. Estaba en Italia, era comunicadora. Mi trabajo me había llevado a ese lugar. Era yo no muy lejana, pero estaba contenta. Era un 16 de octubre y estaba limpiando la casa en la que ahora vivía porque celebraba un año en esa nueva vida y mis amigos (que no los pude ver) iban a visitarme para celebrar. Hablaba por teléfono con una amiga mientras hacía otras cosas, parecía que todo iba bien, no lo sé. Pero la naturaleza comenzó a cantar y me desperté.

Hoy soy yo en mi escritorio, peleando con todos mis demonios, como lo hago a diario, pero un poco más feliz. Gracias Nati por tu insistencia y esa vocecita que todavía está en mi cabeza, gracias Nico por ser ese amigo que toda persona necesita para transitar más liviano en esta vida.  Gracias a todas esas personas que nos dicen sí y nos dan su tiempo, apoyo y abrazos infinitos. Al resto, que han sido muchos, a la mierda... que la circularidad de la vida los encuentre.

Semilla GALActica

1 comentario:

  1. Me encantan los finales como este, mas felices que la realidad diaria :)

    ResponderEliminar