viernes, 17 de marzo de 2017

En la espera del equinoccio




Primero quiero comenzar contando que mi entrada anterior fue una experiencia escribiendo ficción. Algunos les gusto y otros me hicieron saber que preferían leer mis historias. De todas maneras, lo voy a seguir haciendo porque nunca van a saber qué de todo lo que leen es ficción o realidad, mi realidad.
Como me dí cuenta que les gusta leer sobre cómo es la vida de una chica de veintipico, es decir, cómo se vive y experimenta la vida cuando estás haciendo lo que no deberías hacer, es que voy a volver a escribir sobre lo que me ha pasado este último tiempo:
1- Tengo compañera de piso: aprendí que soy menos ermitaña de lo que creía y todavía guardo el sentido del compartir.
2- Salí con un chico con el que nunca tuve sexo pero que en la tercera cita me presentó a sus padres: como experiencia de esta situación me dí cuenta de que las mujeres también estamos encerradas en ese estereotipo de macho. Macho es el que te coge, porque, si no lo hizo, seguro es un puto reprimido. Ahora intento pensar al hombre no sólo como alguien que tiene que darme su sexo (no siempre me sale bien, pero intento).
3- Deje de verme con el chico que me presentó a sus padres: creo que extraño a sus padres y la sensación que me regalaban de sentirme en casa.
4- Mi computadora se rompió: soy económicamente insolvente para comprar otra así que por el momento soy una suerte de Dalí sin pincel.
5- Fui ver a Trainspotting dos: la película no sólo me encantó por sus diálogos, fotografía y música sino también porque no pude dejar de pensar en la frase que Sick le dice a Renton: "Sos un turista de tu adolescencia". Pienso que todos, principalmente los que vivimos a kilómetros de nuestros lugares de origen, al volver somos un poco turistas de eso que fuimos.
6- Hablé con Clemente Cancela para su programa Gente Sexy y me gané una cena: aún no fui a buscar el voucher.
7- Aprendí que no importa si estás en tu casa, en otro país, si tenes 20, 30 o 50 años: siempre tenemos miedo a lo que nos pueda pasar si decidimos mal.
8- Una cañería de mi edificio se rompió y entrar al baño de mi casa era sinónimo a una lluvia "bendita" cayendo sobre mi cabeza.
9-  Fui a un bar en palermo a tomar algo en un plan totalmente inocente y terminé pasando vinilos con el Dj: ahora tengo una invitación todos los viernes para aprender y para pasar música. La sensación de escuchar Thriller sabiendo que yo estaba corriendo el disco fue inmensa. La noche terminó alrededor de las 5 am conmigo arriba de un auto camino a Mar del Plata. Como siempre: amo fuerte a mis amigas
10- Retomé mis días en bicicleta: en las primeras mañanas pasar por Corrientes y 9 de Julio me llenaba las piernas de adrenalina. Empezaba a pedalear con todas las fuerzas que sean necesarias para alcanzar a cruzar la avenida más ancha del mundo. Eso, que semanas atrás me asustaba, ahora me encanta.
11- Uno de mis amigos más cercanos se fue a Nueva York por trabajo: después de un tiempo volvió y no pude evitar llorar al escuchar, mientras comíamos una pizza, como me decía que se iba a Londres. Pienso si lloraba por qué mi amigo se va o por qué, nuevamente, soy la que se queda. Aún tengo que reflexionar esta parte.

12- Me preparo para celebrar el equinoccio de otoño: siento que la primavera ya se fue y eso me alegra. No me gusta el verano. Amo las largas caminatas por Buenos Aires en los días de frío. El sol se esconde y las hojas empiezan a desprenderse sin tristeza de su pérdida. Siempre voy admirar la capacidad de re-adaptación de la naturaleza. Algún día, tal vez, sea igual a ella y los cambios y las ausencias no me duelan tanto.

Semilla GALActica